por Sergio Pulgar
Expuesta la situación, lo importante es
buscar una solución general y considerar que esta catástrofe no será sino la
primera, considerando al menos dos factores:
Primero, existe una indolencia generalizada
a todo nivel acerca de la responsabilidad sobre el cuidado y alerta temprana de
eventos como el que Chile está padeciendo. La reacción visceral o emocional no
son válidos para visualizar una solución.
Segundo, NO se puede seguir improvisando
acerca de la seguridad medioambiental, toda vez que se gasta excesivamente en
reuniones, viajes y asesorías que, a la postre no son siquiera incidente en la
solución global del problema.
A lo anterior se debe asumir que seguir en
una actitud gubernamental que bien la calificaba un entrevistado de
“tacañería” al momento de destinar
fondos para implementar un adecuado primer frente en caso de siniestros de
mediana y gran magnitud. Si bien los incendios se apagan con cortafuegos y ello
implica palas y sierras, como mínimo; necesitamos dotar a nuestros bomberos,
forestales y urbanos de los medios de seguridad esencial para que operen con
una cobertura aceptable de seguridad.
El factor aéreo
Quedó
claramente demostrado que es relevante y que las dimensiones de las aeronaves
versus la topografía del terreno era una premisa errada o mal evaluada.
El parque
aeronáutico especializado en los países desarrollados de distintos continentes
es más amplio del que se quiere reconocer, por lo tanto hay una primera
solución: establecer un sistema de información activa y eficiente con los
diversos oferentes en el ataque a los incendios forestales de mediana y gran
magnitud. Asumamos claramente que dejaron de ser una amenaza específica a los
bosques y aserraderos, para convertirse en amenazas reales para quienes habitan
en sus alrededores.
Ese parque es
rotativo, es decir mientras operan en áreas de riesgo en el verano europeo,
Chile está en invierno, lo mismo para los estadounidenses o canadienses. Por lo
tanto, al comenzar las temporadas de riesgo, estarán disponibles.
El cambio
climático y el aumento de las temporadas de alta temperatura y por lo tanto, de
riesgo inminente de incendios, harán que su extensión sea cada vez más amplia,
pero con una buena planificación se podrán acceder a los servicios de las
compañías aéreas especializadas, a precios convenientes, sin someterse a los
costos que imponen una emergencia. Lamentablemente el sistema de mercado no
considera para nada el factor humano o medioambiental.
Es de absoluta
relevancia conocer los medios aéreos que se ofrecen, además de que sean
compañías dedicadas, lo que en la práctica cuentan con las tripulaciones y
profesionales técnicos, tanto para operar y mantener las aeronaves, como para
prepararlas en su cometido: apoyar a los bomberos forestales con agua en
grandes cantidades desde el aire.
No sirve un
avión que no tenga tripulación que lo opere con certeza, ni sea mantenido en
condiciones más que óptimas para su misión.
Por lo tanto
se requiere nuevamente de estudiar el mercado de oferta de esos medios aéreos,
en lo nacional e internacional. Lo más importante es que no sean empresas
subsidiadas por el Estado, ya que se entra en un área de difícil manejo, ya que es
conocido que esas empresas siempre tendrán déficit, real o artificial,
considerando que el contratante (el Estado), en virtud de mantener operativo el
sistema, accederá a cubrir esas falencias, sin mucha consideración, asumiendo
el trabajo que deben desempeñar. Menos si se trata de un hecho consumado y las
decisiones son tardías.
Un elemento
importante es el aporte de las aeronaves de reconocimiento, de las cuales Chile
posee y de alto grado de modernidad. Ellas deben ser las primeras en ser
activadas y entregar una visión real de la magnitud del siniestro en
desarrollo.
Líneas de combate
Mínimo deben
considerarse dos líneas de combate, una en la inmediatez del siniestro, lo que
puede enfrentarse con medios autónomos y locales, como había sido hasta antes
de la catástrofe en curso. Para ello se hace necesario tener y mantener
operativa al 100% una flota dependiente y coordinada con el ente responsable de
afrontar el primer ataque. En esta primera línea se pueden considerar las
aeronaves militares, con sistemas existentes de rápido montaje, que las
convertirían en un gran apoyo inmediato. Las tripulaciones militares están
capacitadas extensamente para ello. El resto es solo entrenamiento adicional
que, dada la capacidad profesional de sus integrantes requiere poco tiempo.
Una segunda
línea de ataque es la que se está conociendo actualmente, constituida por las
empresas y gobiernos que cuentan con medios aéreos de mayor capacidad.
Contratos y Convenios preventivos deberán estar vigentes al menos un mes antes
de cada temporada crítica.
Presupuestos
Está claro que
los presupuestos siempre son estrechos, pero en este caso específico, se debe
tener una visión clara de que un incendio que sobrepasa a los entes dedicados a
su combate, es una clara amenaza a la ciudadanía, por lo tanto a Chile y sus
medios de subsistencia.
Acá es más que
relevante que quienes participen del debate en la asignación de recursos, sean
quienes saben de las necesidades en terreno, o sea agentes OPERATIVOS y no
asesores académicamente calificados, pero que en la práctica se convierten en
obstáculos, sin soluciones ni ideas prácticas. A mayor claridad, Brigadistas
Forestales, Bomberos, Médicos e Ingenieros. Caso contrario, solo se caerá en
una discusión estéril con soluciones grandilocuentes en el papel, pero lejos de
la realidad operativa.
Existe una
enorme cantidad de recursos que se dedican a mantener entidades de nulo aporte
al país, por lo que esos fondos deberían destinarse a apoyar esta nueva amenaza
que no tendrá un final cuando se logre extinguir el incendio actual.
Integración de la ciudadanía
Es muy
importante que el ciudadano de a pié, sepa como responder a este tipo de
catástrofes, del mismo modo que ya se está haciendo en caso de sismos de gran
magnitud.
Así como
sabemos nuestro factor RH, en caso de accidentes, necesitamos saber y conocer a
quienes tienen distintas capacidades para integrarse efectivamente al
voluntariado temporal, cuando ocurra este tipo de siniestros. En lo específico
del empleo de las aeronaves, existe una gran cantidad de reserva aérea que está
plenamente vigente para apoyar a quienes están en servicio activo. La
experiencia es más que relevante en estos casos. Disminuirían enormemente la
carga de trabajo del sistema operativo.
El ciudadano
común y corriente no solo debe ser el depositario de la beneficencia para las
víctimas, sino que debe ser proactivo al momento de activarse la emergencia.
Es loable que
muchas entidades de distinto origen se organicen espontáneamente para ir en
ayuda de los afectados, pero adolecen del celo de sus marcos operacionales, lo
cual no les permite establecer un sistema ágil y complementario.
La mayor ayuda
es la integración del ciudadano común, debidamente catastrado, el cual en el
momento de ser requerido sepa claramente qué y cómo hacer su aporte. Es más
fácil de lo que se cree, ya que cada cuál sabe lo que puede o no hacer. Es
cuestión de preguntarle, por ejemplo en un Censo.
Conclusiones preliminares
Las entidades
de Gobierno deben ser más ágiles y verificar seriamente sus sistemas de alerta
y acción.
El factor
aéreo es imprescindible, ya sea para tener una visión real en el menor tiempo
posible, como para desarrollar un primer ataque desde el aire, si es necesario.
Se deben
revisar los presupuestos asignados y generar los sistemas que los entreguen con
seguridad y presteza.
Se necesita
mirar hacia adelante en el ámbito de la seguridad de los profesionales que
tienen la responsabilidad del ataque frontal.
Las
instituciones deben tener la capacidad de operar en conjunto, e ir coordinando
escalonadamente su participación, a medida que se vaya necesitando su accionar.
Chile es de
los chilenos y de todos quienes elijan avecindarse en nuestro país, por lo
tanto todos tenemos la responsabilidad de ser proactivos ante cualquier
amenaza. Los gobiernos son entes que están al servicio de los ciudadanos, son
meros agentes comisionados por la ciudadanía para que ejerzan la administración
del país.
Todos tenemos
el Derecho y el Deber de participar y aportar positivamente en cualquier evento
que, como el actual nos afecta a todos.
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