martes, 19 de enero de 2016

El vuelo del "MANU TARA"


Entre el 19 y el 20 de Enero de 1951, se desarrolló una de las misiones más notables de la aeronáutica militar chilena, el primer vuelo bajo las insignias de la Fuerza Aérea chilena de un OA-10 "CATALINA" a la lejana Rapa Nui.



      En efecto y aunque no fue precisamente un "vuelo perfecto", la tripulación del FACH 405, al mando del Coronel Horacio Barrientos y su tripulación operativa a cargo del Capitán Roberto Parragué Singer, el principal gestor de la travesía, logró cubrir el extenso espacio entre el continente americano y la enigmática posesión chilena de ultramar, sobre el Océano Pacífico sur.

       Aunque no se logró cumplir el objetivo inicial, de ir y regresar en vuelo, se abrió la ruta que hoy es cubierta por modernos reactores, tanto militares como civiles.

   Lamentablemente primó la idea del fracaso, ya que su tripulación no recibió reconocimiento alguno desde la propia institución y es recordada en una intimidad cómplice por un grupo de personas cada año, sin mucha intención de hacer de ella más que un motivo de reunirse para compartir palabras de buena crianza, pero sin rescatar el enorme legado de esos osados aviadores de los cincuenta.

         No obstante Roberto Parragué continuó con su idea y regresó con el "Manu Tara" (esta vez con el número FACH 560) por segunda vez entre el 29 y 30 de Enero de 1959, logrando cumplir la idea original, hacer el circuito completo regresando a Quintero el 05 de Febrero, mas nuevamente le fueron negados los honores y finalmente fue alejado de la institución.

         La lectura de diversos documentos y testimonios de sus camaradas de la primera expedición, deja un sabor amargo, pero ello no es óbice para reconocer en la proyección histórica que fue un pionero, convencido de su misión, la que logró ampliamente, al realizar un tercer vuelo, esta vez al mando de su propio "CAT", el "Manu Tara II", aterrizando en ese aeródromo Mata Veri, que, de paso, también es parte de su trabajo como aviador militar.

          Bien por ese porfiado y visionario Roberto Parragué, bien por esas tripulaciones que aunque discrepasen muchas veces con él, fueron capaces de conformar un equipo que le entregó a las alas nacionales una proeza más reconocida internacionalmente que en su propio país.

           por Sergio Pulgar

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