lunes, 19 de marzo de 2012

82 AÑOS


BLERIOT XI, "MANUEL RODRÍGUEZ", mientras se "lanza" la hélice
para efectuar el primer vuelo oficial de un avión militar en Chile. 

por Sergio Pulgar, Investigador Histórico Aeronáutico

El rugido de los potentes reactores, el flapeo de los rotores  o el bramido de los turbohélices nos recuerdan que se prepara una nueva conmemoración de la creación de la Fuerza Aérea chilena, como arma independiente de las fuerzas militares que tienen la responsabilidad esencial en la defensa del país.

Volviendo al Pasado 

Cierto, un 21 de Marzo de 1930, el Presidente Carlos Ibáñez del Campo, firma el Decreto de fusión de los servicios aéreos, el del Ejército y parte del Aeronaval.
Fue una dura batalla, que sólo se ganó a medias, ya que la consolidación institucional sólo se consigue en 1932, debido a las constantes presiones de las fuerzas armadas tradicionales, en virtud de evitar el desarrollo de una nueva institución armada, a todas luces, con personalidad propia y una función cooperativa, pero alejada de lo conocido en materia de operaciones militares.

Hoy es historia desconocida o irrelevante para muchos, cuando observan los poderosos cazas o enormes transportes institucionales, tampoco es oficioso adentrarse en esta oportunidad en el tema, ya que es materia de Investigación en curso y que está siendo debidamente reconstruida, para quienes deseen conocer una historia más realista y menos idealizada de la actualmente potente arma aérea.

Mas, las noveles generaciones, ¿basan su pertenencia institucional, a una vocación y respeto a quienes forjaron, literalmente, con sangre y mucho esfuerzo los cimientos de la aviación militar ? o simplemente ven una forma de obtener una buena profesión con menores costos.

Esa interrogante la deberán responder ellos, ante si mismos.

Desde la perspectiva de la Historia, ésta se encarga de mantener viva la esencia del Aviador militar chileno. Así, quienes "montan" briosos corceles del aire, podrán conocer cómo se forja esta Fuerza Aérea que pronto cumplirá 82 años, pero en su esencia está a las puertas del Centenario.

ÁVALOS y el primer vuelo militar

El 07 de Marzo de 1913, el joven Capitán de Ejército, Manuel Ávalos Prado, ordena sacar de la carpa que servía de hangar, el Bleriot XI, monoplaza, bautizado "MANUEL RODRÍGUEZ".
Ese día las autoridades militares del naciente Servicio de Aviación del Ejército, podrían conocer esta novedosa "máquina", que tanto les llamaba la atención, aunque más por curiosidad que por interés profesional.
Felizmente, altos oficiales pensaban de otra forma, Pedro Pablo Dartnell y Arístides Pinto Concha, tenían una idea visionaria sobre el empleo del avión en las operaciones militares. Ambos conocían de sus actuaciones y aunque no había experiencia comprobable, tenían tan clara su aplicación, que fueron capaces de discernir las tres misiones esenciales del arma aérea, entrenamiento, observación y ataque.

En esa misma línea, habían definido que, además de los pilotos, necesitarían motoristas y mecánicos especializados de aviación, por lo que se preocuparon de enviar a Europa a Oficiales y Suboficiales a conocer y estudiar esta nueva tecnología.

Todo esto a menos de una década de haberse efectuado el primer vuelo propulsado por un motor. ¿Qué duda cabe de que eran pioneros y visionarios ?

Después de esa primera "voladura" oficial, se inicia decididamente las actividades aéreas, en los "Campos de Lo Espejo", organizadas bajo el mando del Director de la Escuela de Aeronáutica Militar, creada el 13 de Febrero de ese mismo año, el Capitán Manuel Ávalos.

Primeros Aviones

La influencia francesa en el campo de la aeronáutica mundial, amén que tanto los Pilotos, como Mecánicos se habían instruido en las Escuelas galas, desde 1912.

Bleriot XI, Deperdussin, Voisin militar, Breguet IV y los reconocidos Sanchez Besa formaron la primera flota de vuelo militar.

Por supuesto que con los vuelos, comienzan los accidentes, con sus resultados pocas veces no fatales. El Teniente Mery primero, luego el Sargento Menadier, inscriben sus nombres en esa égida de valientes que osaron desafiar los aires en esas frágiles aeronaves de madera y tela.
La desaparición de Bello, en un Sánchez Besa (aeronave de grandes proporciones) es un misterio sin resolver.


La falta de medios y la inminente Primera Guerra, pusieron a prueba el ingenio del novel aviador chileno, ese entonces pequeño equipo, idea sistemas de entrenamiento básico, para evitar pérdidas humanas y de los escasos medios aéreos.
El propio Ávalos interviene aviones, para mejorar sus prestaciones y los mecánicos se esfuerzan por reconstruirlos una y otra vez, tras cada incidente.


Nada detuvo el génesis de la aviación militar chilena ...


Esa es la impronta que dejaron esos hombres y sus nombres, cuyos principales Institutos Matrices rescatan a los dos más relevantes, Manuel Ávalos Prado y Adolfo Menadier Rojas, ambos Pilotos, uno Oficial el otro Suboficial, pero imbuidos de la misma Vocación y ese espíritu sólido de Aviador, mezcla de aventurero y aguda inteligencia.


Junkers F.13, primer avión de transporte institucional, despegando desde El Bosque


GROVE, hacia una fuerza aérea efectiva


Don Marmaduke tenía la idea clara de que esa nueva dimensión que otorgaban las operaciones aéreas, debería ser aprovechada en función de la defensa efectiva del país y su integridad territorial, así como que debería ser una responsabilidad de Estado. De tal modo que al saber de la gira de la Misión Junkers por América, procuró que las tres aeronaves que la integraban, fuesen incorporadas a la naciente Fuerza Aérea, así como interesar al Gobierno para la adquisición de aeronaves de combate.


MERINO, el forjador


La entrada en escena de Arturo Merino Benítez es la síntesis de esa Vocación de Aviador, pero agregando más conocimiento, experiencia y carácter. A trece años de iniciar las "voladuras", este Capitán Artillero es nombrado Director de la Escuela de Aeronáutica y fiel a sus principios y perfil profesional, se propone no sólo ejercer su Mando, sino, aprender a volar, el señero Merino no concebía de otra manera su misión de Director.
Si es que el destino tiene algo que ver, no hubo yerro, al posicionar a Don Arturo al mando de la aviación militar.
Esforzado, de carácter firme e ideas claras, Merino no trepidó en nada hasta conseguir la creación de una Institución independiente, con una misión definida y proyectada en el tiempo, y por supuesto, en el espacio.
Vertiginosamente, en cuatro años consigue, no sin penas, sentar las bases de la Fuerza Aérea Nacional, como arma de guerra, abrir la Ruta a Magallanes, luego de establecer el servicio de Correo Aéreo (base de la actual LAN CHILE) y defender su obra, hasta las últimas consecuencias.


ARACENA, consolida la Fuerza Aérea


No pocas tormentas debió sortear esta Fuerza Aérea Nacional, hasta llegar a ser una Fuerza.
Diego Aracena Aguilar, sencillo y convencido de su misión como Aviador, amalgama los esfuerzos desde Ávalos hasta Merino ...


Así al cumplir 20 años, la aviación militar chilena es presentada en un honesto informe ante el Gobierno, como prioritaria en su reequipamiento, tanto en lo relativo a las aeronaves, como en cuanto a la infraestructura básica.
De tal modo, logra los fondos necesarios para adquirir una gran cantidad de aeronaves, por entonces, de primera línea.
El desigual desarrollo del sistema de entrenamiento y el nivel del nuevo parque aeronáutico, produjo una crisis de proporciones, agravada por los acontecimientos que desembocarían en la Segunda Guerra Mundial.
Sólo el profesionalismo de los Aviadores y la sabiduría de su Mando, logró sobrellevar la nueva tormenta que arreciaba sobre la ya reconocida como Fuerza Aérea de Chile.


Hacia una Fuerza Aérea eficiente


El nombramiento de Armando Castro, produjo el primer atisbo de recrear una Fuerza Aérea eficiente y organizada, de acuerdo a cánones internacionales y basados en la administración estadounidense.
Mayor cantidad y calidad de aeronaves fue su signo, afianzando el entrenamiento, basado en un sistema escalonado y consecuente, desde el entrenamiento primario hasta el avanzado, desde donde el Aviador era destinado a Unidades especializadas, para su aplicación a misiones de combate y del naciente Transporte aeromilitar.


Diversas crisis debió afrontar este nuevo y más extenso período, pero, al contrario de lo que se piensa, las crisis son necesarias y deben aprovecharse positivamente. De otra forma se asienta el conformismo y la mediocridad.


Así se logró llevar a esta Institución a la nueva era aeronáutica, la del reactor.


Del VAMPIRE al HUNTER


La incorporación de los aviones de combate a reacción, producto del genio alemán, rápidamente se extendió a los principales países europeos y Estados Unidos de Norteamérica.
Al requerimiento chileno, la negativa estadounidense y la confianza británica, se debe la entrada de la aviación militar chilena en la era del reactor, al adquirirse los primeros entrenadores de combate DH-115 VAMPIRE. El ya mítico reactor de madera y potenciado por un básico, aunque fiable motor, fue el primero de una saga cuya etapa se consolida y cierra con el caza por excelencia, aquel cuyo nombre forma parte del inconciente colectivo aeronáutico, el HUNTER.


Fuerza Aérea moderna




El vértigo del avance tecnológico se hace latente con la adquisición de DRAGONFLY, TIGER II y MIRAGE 50.
El sistema de Transporte avanza más lento, pero igual logra cumplir su misión, así los EXPEDITOR, CHARLOTAs, LIFTMASTER se sintetizan en el todavía operativo HÉRCULES, otro hito enraizado en el glosario aeronáutico chileno. Por supuesto que el omnipresente TWIN OTTER compite con derechos indiscutibles en esta área.




Con todo en contra, pero con el alma viva del Aviador de siempre, se llega a la crisis de 1978, donde se debió aguzar el ingenio y optimizar los medios aéreos para organizar la defensa del país amenazado.
Sin más apoyo que el de su propio país, Chile y su Fuerza Aérea cumplen su misión, sin reclamos por extensas y tensas guardias, patrullas aéreas o trabajos de mantenimiento.
VOCACIÓN, ESPÍRITU de EQUIPO, CAMARADERÍA ..., son los Valores del Aviador, aquellos intangibles que elevan la calidad de ser humano.
Indiscutiblemente esos Valores deben ser fomentados desde el MANDO, ese Mando que no debe ser ajeno o inalcanzable, sin por ello dejar de ser un sistema jerarquizado y vertical, impronta esencial e inalienable de una Fuerza Militar Constitucional.
Así se logró llevar adelante ese Proyecto de la época de los 80.


ARMIS POTENTIS




Aun mientras el Mando institucional participaba en el sistema de Gobierno, la Institución se mantuvo profesional y en su conjunto, alejada de los avatares de la época, lo cual le valió el reconocimiento transversal.
Aunque no se lograse un nivel de medios suficientemente disuasivos, se dejó una institución preparada para una nueva fase de su desarrollo, la que la llevaría hacia fines del milenio a convertirse en una verdadera ARMIS POTENTIS.
Uno de los grandes e importantes avances de la década de los 90 fue la adquisición y establecimiento de un sistema de detección electrónica y defensa antiaérea, casi inexistentes. De paso se le asignó un rol preponderante a los especialistas del área, quienes hoy detentan mandos relevantes, tanto en el ámbito nacional, como el internacional.




El sistema de Transporte Aeromilitar es otro de los más notables beneficiados de esta nueva Fuerza Aérea, con una pequeña, pero eficiente flota de reactores multimisiones, destacando la adquisición del Boeing 767, que ha sido de gran utilidad, sobre todo en el cumplimiento de misiones de largo aliento.




Los flota de helicópteros es buena, cumpliendo con creces las misiones asignadas, destacándose la presencia permanente de una Misión en Haití, imprescindible y de constante actividad humanitaria en ese abandonado país del Caribe.


Reflexiones


El desapasionado análisis del sistema educacional, con sus vicios y virtudes, potenciado por el desarrollo intelectual de la clase media produjo un afluente de nuevos bríos, pero de mayores capacidades, por ende mayores aspiraciones. Asi se tienen Escuelas Matrices que se actualizan y proveen de medios a sus Alumnos, logrando de ellos un nivel promedio de alto vuelo.




Hoy esa ARMIS POTENTIS, fuerte y consolidada, con bastante más medios aéreos y tremendas capacidades intelectuales de sus integrantes, debe enfrentar la modernidad, pero a la vez recuperar esos Valores del Aviador, que la hicieran reconocida como la Fuerza aérea que entonaba el CAMARADAS, CAMARADAS, EN LA VIDA Y EN LA MUERTE ..., con fuerza y convicción...




Salud por estos 82 años y preparémosnos para este Primer Centenario que se cumple en 2013, que la entrega de las valiosas vidas de los Aviadores de todos los tiempos, no haya sido en vano y sólo sea un recuerdo en los escasos libros de literatura aeronáutica nacional.


Respetuosamente, no son Ustedes sino Herederos de una Tradición, no se conviertan en meros y eficientes administradores de su sistema esencial para la sobrevivencia de la Nación.

















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