miércoles, 9 de marzo de 2016

El vuelo infinito del Teniente BELLO

09 de Marzo nefasto

Ese día es de triste recuerdo para la naciente aeronáutica militar, ya que en diversos accidentes, sin pérdidas humanas, pero sí de aeronaves, terminaría con una tragedia, la cual, dadas sus características e irresoluta investigación, dio origen a un mito, quizás el más recordado, pero el menos conocido en sus detalles: la desaparición del Teniente Bello.

A las  05:30 de la madrugada se habían iniciado las operaciones, las cuales estaban determinadas en cumplir el triángulo Lo Espejo, Culitrín (sur), Cartagena (oeste), regresando directo a Lo Espejo.
El primer turno terminó sin cumplir el trazado y con una demora de tres horas, en que se temió por el destino del Teniente Torres, quien al encontrar un denso banco de nubes, a su descenso en Cartagena, resuelve volver hacia el este y logra aterrizar en lo Espejo.

Bello y Ponce habían seguido en la secuencia, pero abortaron antes de llegar a Culitrín, por las mismas razones. Al regreso, Bello sufrió un incidente, resultando el avión inutilizado.

Ávalos autoriza a Bello para volar en el Sánchez Besa Nº 13, que había heredado el nombre «Manuel Rodríguez». Respecto del numeral, llama la atención, toda vez que había sido excluido de la nómina inicial, por la creencia de lo nefasto del número.



Como fuese, despegó a las 09:30 de la mañana y quince minutos después Ponce. El Capitán Ávalos había autorizado el vuelo ya que las condiciones meteorológicas en el área de Lo Espejo, hacían prever un cambio positivo.

Ambos aviadores, Bello en el Sánchez Besa y Ponce en un Breguet, llegaron a Culitrín, donde deciden esperar hasta después del almuerzo, en la idea de que las condiciones fuesen mejores en el próximo tramo, hasta Cartagena.

Cerca de las 16:00 amaina el viento y ambos reanudan el raid hacia el oeste, prueban motores y despegan con diferencia de cinco minutos, para volar juntos la ruta. Manteniéndose a la vista volaron sin contratiempos, hasta que al traspasar la cordillera de la costa, se encontraron con una densa capa de nubes, por lo cual ascienden. Creyendo que se encontraban cerca de Cartagena, Bello desciende por un claro en la nubosidad, Ponce lo sigue, pero pronto lo pierde de vista y decide volver a ascender, ya que la visibilidad se pierde rápidamente, logrando sobrepasar la capa de nubes por el mismo claro y virando hacia el este, rumbo a Lo Espejo. Al poco rato, observa con alivio que su camarada había tomado la misma decisión y volaba delante de él en el mismo rumbo. Pronto observa al Sánchez Besa como un pequeño punto contra la Cordillera de Los Andes.
Como se le agotaba la bencina, Ponce decide buscar un potrero donde descender, ya que eran cerca de las 19:00, aterrizando sin mayores dificultades en una viña, enterándose luego que estaba cerca de Buin. De Bello no volvió a saber.

Debido a informaciones que daban por aterrizado al Teniente en Llo Lleo, no fue sino hasta el día siguiente en que se inicia la incertidumbre sobre su paradero.

Ante esa supuesta certeza, la Escuela dedicó sus esfuerzos a recuperar los Pilotos y sus aeronaves, que en paralelo y cumpliendo la misma ruta, habían sufrido sendos accidentes; Menadier había aterrizado dificultosamente en la zona de Lonquén, destruyendo el Breguet, aunque salvando ileso, en tanto Torres que había despegado a las 17:30 horas, pronto se enfrentaría a un cambio notable de las condiciones ambientales, por lo que en su intento de volver a Lo Espejo, había efectuado un aterrizaje defectuoso en el sector de Mallarauco, con graves consecuencias para el Bleriot XI, pero también salió ileso.

Así, se perdieron en un solo día tres aviones; dos Bleriot XI-1 y un Breguet, cuenta a la que se sumaría, por desaparición el Sánchez Besa del Teniente Bello.

Del destino de Alejandro Bello nada se ha logrado esclarecer hasta la fecha, diversas historias de la época e inclusive investigaciones posteriores, no han podido ser corroboradas, menos encontrada prueba alguna de dónde podría haber caído.
Así, la cultura popular acuñó el dicho «más perdido que el Teniente Bello», lo que permite, en cierta medida recordar a este pionero de las alas militares chilenas.

De las declaraciones de la época, acerca de quienes aseguraban haber visto o escuchado al avión de Bello, sólo una resiste su calidad de probable. Se trata de la denuncia hecha varios años después, por un lugareño, que a la fecha de la desaparición, vivía junto a sus padres en la zona de Aculeo.
Éste contó primero la historia a su familia, la cual, en un gesto muy recurrente en nuestro país, le habría recomendado, «no te metas con la justicia», lo que le intimidó a recurrir a las autoridades.
Con posterioridad, decide hacerlo y declara que sintió el avión como se precipitaba al suelo, chocando con un árbol y luego incendiarse. Al efecto, se decide organizar una expedición al lugar, que había sido cambiado por efecto de la naturaleza (lluvias y rodados), pero lograron llegar hasta cierta profundidad, encontrando restos del árbol quemado, sin poder seguir debido a lo dificultoso de operar en el terreno. Es lo más cercano a la realidad, lo cual coincide con la declaración del Teniente Ponce y del último punto de avistamiento que tuvo de Bello.
Indudablemente un tema que atrae, pero que no ha sido de interés de la inexistente estructura histórica aeronáutica institucional.

Sergio Pulgar en CÓNDORES DE 80 AÑOS",
Volumen "0", página 26, EDICIONES MULTIMODEL,
Febrero de 2013


No hay comentarios:

Publicar un comentario