domingo, 16 de marzo de 2014

CHILE - AVIACIÓN NAVAL



«Mi afición por la Aviación era antigua, 
como que fui el primer pasajero
que volé en un hidroavión en Nueva York, en 1911»

Almirante Emilio Schroeders, Primer Comandante Aviador Naval


Antecedentes sobre la Historia Aeronaval de Chile

Preludio

por SERGIO PULGAR

    Mientras se desarrollaba la Conferencia Panamericana de Aviación en Marzo de 1916, uno de los eventos públicos se llevó a cabo en el Sporting Club de Viña del Mar. El Aerolub de Chile determinó que la recaudación se depositara en el Banco Edwards de Valparaíso, «con el fin expreso de invertirse en la adquisición de un primer avión para la marina»
La guerra en Europa ya entraba en el final de su prólogo, por lo que la intención debió esperar que culminase el conflicto, para concretarse.

    A pesar de las restricciones impuestas por la economía nacional y la conflagración que se avecinaba, la Escuela de Aeronáutica Militar, llama a su cuarto curso de instrucción, al cual se incorporan por primera vez los marinos, encabezados por el Teniente 2° de la Armada Pedro Luco, además del Guardiamarina De la Maza, el Contador Yánquez y el ingeniero Cruz.
   
   Los primeros instructores de este grupo fueron el Teniente Urrutia y el Sargento Verscheure, siendo Director de la Escuela el Comandante Carlos Lira.

    Carlos Tromben, en su Historia de la Aviación Naval, describe con gran detalle la forma como la Armada concibió su propia arma aérea. Lo relevante es que no se trató en absoluto de una improvisación y menos una idea repentina. Al contrario, se puede incluso decir que su concepción orgánica era más acabada que la del Ejército, ya que, además de la experiencia de ambas instituciones, en cuanto a conocer el desarrollo de la aviación como espectador; la Armada debido a que en esos años supervisaba la construcción de navíos, tanto en Inglaterra (buques), como Estados Unidos (submarinos) desde 1911, estaba más cercana al desarrollo técnico; inclusive uno de sus Oficiales, el Ingeniero Solano, comisionado a la Escuela de Aeronáutica en 1918, había sido reconocido como un «destacado Ingeniero Aeronáutico» y, en aval a sus cualidades, se le había inclusive ofrecido un trabajo, tema que desestimó por continuar sus servicios en la Armada. Solano, además, fue testigo directo de la acción de la Aviación como medio ofensivo, durante los ataques de los aviones alemanes a Londres en 1917.

   El 18 de octubre de 1916 se debe lamentar la partida del Teniente Luco, quien se accidentó en los campos de Lo Espejo, mientras efectuaba su primer vuelo solo, en la etapa de evaluación, ante los altos mandos de la Aviación Militar y de la Escuela.
    Al virar a la izquierda, saliendo del campo, para iniciar las evoluciones requeridas, choca su ala derecha contra uno de dos eucaliptus que Luco trató de sobrepasar. La aeronave se desconfigura drásticamente y cae a tierra con fuerza, generando gran cantidad de polvo y destrozándose. Sólo lograron recuperar el cuerpo sin vida del malogrado marino, quien pasó a la gloria tristemente, como el primer aviador naval caído en aras del sueño de volar.
   Con todo, Luco, aunque abortada su carrera, había sido el primero de su Institución y sin duda, debe ser motivo de inspiración y recuerdo de sus sucesores en la moderna y eficiente Aviación naval de la actualidad.

Primeros aviones para la Armada

   Las compensaciones acordadas con Inglaterra por las requisiciones de inventario naval, con motivo de la guerra de 1914, dieron como resultado el incremento notable del parque aeromilitar chileno.
    De ese inventario el Servicio de Aviación Naval recibe los siguientes hidroaviones;

02 SOPWITH BABY con motor Clerget de 110 hp
02 AVRO 504 K 
con motor Clerget 130 hp
06 SHORT 184 
con motor Sunbeam 275 hp
01 FELIXSTOWE F.2-A con motor Rolls Royce x 02 x 375 hp   

   Cabe señalar que siendo la generadora de los recursos, la Armada fue la menos favorecida con la asignación, ya que la mayor parte de las aeronaves eran de operación desde bases terrestres, las cuales se incorporaron al servicio de Aviación del Ejército.


   De las aeronaves enunciadas, solo en 1919 se efectúan los primeros vuelos en los "BABY", en tanto en 1921 y bajo la asesoría del instructor inglés Travers, se da comienzo al armado de los Avro 504, Short 184 y F.2A.


   Decidida la creación de una Aviación Naval formal e independiente, se destinan las instalaciones de Las Torpederas, para servir de primera Base Aeronaval.

   Armados los aviones se aplican normas similares a las determinadas por el mando de la Aviación de Ejército, pero de una forma estandarizada.

   Son los primeros en usar el fondo azul en los timones de dirección y sobre ellos la estrella blanca (muy elaborada al principio), escudos chilenos sobre el ala superior y bajo el ala inferior (en ambos extremos), escudo cuadrado o trapezoide (adaptado a la sección del fuselaje del modelo), con ribete blanco y números muy elegantes del tipo »times».



Fuente: Volumen "0" CÓNDORES DE 80 AÑOS, 
Sergio Pulgar y Miguel Hervé C., 
Ediciones Multimodel, Enero 2013

Nace la AVIACIÓN NAVAL de Chile

   El 16 de Marzo de 1921, con la firma del Decreto respectivo, Arturo Alessandri Palma da origen a la Aviación Naval como parte de la orgánica de la Armada de Chile, siendo su primer Comandante el futuro Almirante Emilio Schroeders, sentando sus bases en Las Torpederas.

   Posteriormente y debido a las limitadas condiciones de la Base original, en 1925 se decide su traslado a la Base de Quintero, en terrenos cedidos por una vecina de la región.

   En un sostenido proceso de establecer el Servicio Aeronaval, se adquieren más aeronaves, esta vez nuevas, modernas y especializadas, a saber

01 Junkers W.34 (operativo con flotadores o tren fijo)
08 Dornier WAL (construidos en Italia) con dos tipos de motores
06 Avro 504 N
04 Fairey IIIF IV


   La unificación de los servicios aéreos militares (1930), en función de crear la Fuerza aérea Nacional - actual Fuerza Aérea de Chile, suspende las operaciones como sistema independiente, aunque continúan desarrollándose misiones en conjunto, con tripulaciones mixtas.

     Posteriormente debieron definir su dependencia y muchos aviadores navales se enrolaron en la novel arma aérea.
      Sus exploraciones de fines de los años 20, logran que luego se establezca la "Ruta a Magallanes" y dejan sentadas las bases para las que llevarían luego a los aviadores civiles y militares, primero a Juan Fernández y luego a Rapa Nui.
  
Renacimiento de la Aviación Naval

   Terminada la Segunda Guerra Mundial, la Armada replantea sus proyectos para el renacimiento de su componente aéreo, iniciando el entrenamiento en bases de la aviación naval estadounidense y delineando sus necesidades, para coordinar las misiones con su flota de mar.

    El 16 de Marzo de 1953, la Aviación Naval es reactivada, reiniciando un vuelo que la sitúa actualmente de hecho, como una de las más eficientes, compacta y flexible entre sus pares internacionales; bajo el mandato del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, el mismo que en su primer gobierno había suspendido el desarrollo del arma aeronaval.

   En este "renacimiento", decide adquirir aviones de transporte D-18/C-45 y los primeros helicópteros Bell 47G, para reiniciar sus operaciones en 1954,
   Esta vez su Base se establece en El Belloto, donde desarrolla un sostenido avance, especializándose luego en operaciones de apoyo a la Escuadra, incorporando sucesivamente helicópteros cada vez más modernos y destinados a tareas específicas de guerra en el mar.

    En Diciembre de 1967, recién culminadas las tareas de relevo de la Base antártica de la Fuerza Aérea, en Isla Decepción, sobreviene la erupción del volcán del mar interior. Al percatarse del evento, el Comandante del buque "Piloto Pardo", ordena el despegue de sus helicópteros Bell 47G, para el rescate de la dotación chilena y de paso la británica, establecidas en la Isla mencionada. Luego de una ardua serie de vuelos, en condiciones límite, bajo constante lluvia de cenizas y material de la erupción, las tripulaciones logran sacar a todos los integrantes de ambas Bases antárticas.

   El entrenamiento forma parte importante de esta etapa, con la incorporación de los MENTOR y luego los TURBOTRAINER.

   En cuanto al transporte, primero los R-4D (C-47), continuando con los C-95.

  Hacia 1978, logra un estado operativo de tremenda relevancia para el patrullaje aeromarítimo con la adquisición de los P-111, adaptados bajo requerimientos específicos de los aviadores chilenos. Además una escuadrilla de ALOUETTE III, dotados de radar, se embarca en los buques de guerra.
   En la misma época, al área de transporte se suman los CASA 212.

   Debido a la ampliación de su flotilla, se hace necesaria la construcción de una Base moderna para la operación más segura, decidiéndose la construcción de la actual Base Aeronaval Viña del Mar, en Con Con.

Vector moderno y eficiente

   Al cumplir 98 años, el Comando de Aviación Naval de Chile, forma parte operativa y eficiente del sistema defensivo Naval, con un inventario especializado, con tecnología de vanguardia y una dotación de tripulaciones y Especialistas de alto nivel académico/práctico.




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